Un ferrocarril pionero en las alturas

Este pequeño tren eléctrico comenzó a circular en 1910 con la misión de conectar Villefranche-de-Conflent con Latour-de-Carol, cruzando la Cerdanya francesa. El trazado fue todo un desafío técnico: se construyeron 19 túneles y 500 obras de infraestructura, incluyendo algunos de los viaductos más impresionantes de la red ferroviaria francesa.

Desde su inicio, el Tren Amarillo funcionó con energía hidroeléctrica, lo que en su época fue toda una innovación. A día de hoy, sigue alimentándose de la central de La Cassagne, lo que lo convierte en uno de los trenes ecológicos más antiguos de Europa.

 ¿Por qué es amarillo?

El color no es casual. El amarillo intenso y el rojo con los que están pintados sus vagones representan los colores de la bandera catalana, en honor a la región histórica que atraviesa. Su apodo cariñoso, “el canario”, también hace referencia a su aspecto alegre y llamativo, visible entre la nieve en invierno o los campos en flor en verano.

 Un trayecto entre bosques, viaductos y pueblos

El recorrido del Tren Amarillo cubre unos 62 km y alcanza una altitud de 1.593 metros, lo que lo convierte en el tren más alto de Francia. Entre los puntos más destacados del trayecto se encuentran:

• • El Puente Gisclard: único puente colgante ferroviario de Francia todavía en uso, suspendido sobre el valle con una impresionante estructura metálica.

• • El Viaducto Séjourné: un elegante viaducto de arcos de piedra que se integra perfectamente en el paisaje montañoso.

• • La estación de Bolquère-Eyne: ubicada a 1.593 m de altitud, es la más alta de toda la red ferroviaria francesa.

A lo largo del camino, el tren atraviesa bosques de pinos, praderas alpinas, gargantas profundas y encantadores pueblos de montaña. En los días más cálidos, algunos vagones descubiertos permiten disfrutar del aire puro y las vistas sin obstáculos.

 Vagones con historia

Una de las características más especiales del tren es que conserva vagones históricos de madera, con bancos originales y detalles de época. Aunque ha sido modernizado para garantizar la seguridad, muchos elementos se mantienen intactos, ofreciendo un viaje que también es un salto al pasado.

 Cuándo hacer el recorrido

El Tren Amarillo circula todo el año, aunque las condiciones y la experiencia varían según la estación:

• • En invierno, es habitual ver los paisajes nevados, lo que añade un toque mágico al viaje.

• • En primavera, la naturaleza revive con flores silvestres y cielos claros.

• • En verano, los vagones abiertos están disponibles y el trayecto es ideal para combinar con excursiones o visitas a pueblos.

• • En otoño, el bosque pirenaico se tiñe de ocres y dorados.

 ¿Sabías que…?

• • El tren está considerado Monumento Histórico de Francia.

• • A pesar de su altitud y antigüedad, el trazado sigue activo y es fundamental para la movilidad local.

• • La energía para moverlo proviene del agua del río Têt, aprovechada desde hace más de 100 años.

• • En su trayecto se cruzan más de 850 curvas.

 Un tren que no tiene prisa

En un mundo cada vez más rápido, el Tren Amarillo invita a mirar por la ventana y simplemente disfrutar del paisaje. Su ritmo lento, su historia centenaria y el entorno natural que lo rodea lo convierten en un símbolo de otro tiempo: uno donde viajar era, sobre todo, contemplar.n, aromas que relajan, y pueblos donde lo auténtico sigue siendo lo más valioso.